Ni sumisa ni devota. Libre, linda y loca!

Un terrible cantautor.

Un terrible cantautor.
Ismael Serrano

martes, 28 de diciembre de 2010

Ahora empiezo a escribirle, a alguien que quizas nunca lea mi blog, a alguien raro, que desde su postura tambien me hizo mucho mal, pero a mi no me alcanzan los años para disculparme.
Te conocí exactamente un 6 de septiembre de 2008, y solo era una chica más, una chica más de privado. Vos tenías puesto un gorrito coya, del que creo nunca jamás olvidarme (principalmente porque tenías tantos rulos que parecía no entrarte). No hablamos personalmente, solo conseguimos nuestros numeros de celulares y nos fuimos.
Mandandonos mensajes entendí que no querías nada conmigo, cambiaste el discurso al notar que me estabas desilucionando, y me dijiste que creias que eso era lo que yo quería, y NO. Yo te quería conmigo...
Nos encontramos, caminamos, hablamos, nos reimos, y nos robaron! que feo momento, ya empezabamos con el izquierdo. Sin celulares, volvimos a nuestras casas, y no volvimos a vernos, durante un LARGO tiempo.
Un día yo viajaba en colectivo, en nuestro barrio... y te subiste, y no sabía para qué lado correr, ya estaba ahí, irme iba a ser estúpido. Te sentaste al lado mío y hablamos todo el camino, pedí disculpas, por desaparecer, por portarme como una pendeja, etc, etc, etc.
Habiendo quedado todo arreglado, solo teníamos que volver a vernos y así fué, que nos vimos unas dos o tres veces más. Hasta que llego lo peor, y hoy, después de tanto tiempo, después de darme cuenta y disfrutar de la tranquilidad de vivir lejos, de estar con una persona, me di cuenta de ese error, y como de costumbre vengo a disculparme, sé que pensas que soy una huequita, que me saqué las ganas, con vos y él, que soy una mala leche, entre muchas otras cosas que yo sé muy bien que vos crees de mí, pero no es así, no me conocés, no digo que tengas que empezar a conocerme, ni perdonarme ni nada por el estilo, simplemente pido que no me tengas rencor, que no tengas una imagen de mi que no existe, y ojalá algún día me disculpes, y podamos sentarnos a hablar de esto, y reirnos si es necesario. Pero no me odies, nunca.